Cómo comprar una empresa



Encontrar una empresa para comprar puede no ser tan fácil como parece, al menos al principio. La principal consideración a la hora de comprar una empresa consiste en saber qué tipo de negocio cree que será rentable y luego comprar una empresa de ese negocio.
Un buen punto de partida es ponerse en contacto con un intermediario especializado en la compra de empresas por cuenta ajena. A gran escala, un banquero de inversiones cubriría las necesidades de un gran inversor que compra una empresa; pero a menor escala, existen corredores que pueden ponerle en contacto con el tipo de empresa que podría querer comprar.
Cómo conseguir un corredor

Encontrar un corredor familiarizado con el mercado requiere que usted demuestre que va en serio y que tiene los medios para realizar la compra. Debido a la abrumadora proporción de compradores no cualificados, los corredores de empresas suelen ser difíciles de abordar.

No obstante, si demuestra que realmente quiere comprar una empresa, lo más probable es que el corredor le muestre una serie de empresas en venta. La clave es saber qué tipo de empresa quiere, tener una cantidad específica presupuestada para la transacción y, finalmente, comprometerse a realizar la compra.
Flujo de caja y valoración

Lo primero que debe determinar antes de poner el dinero en efectivo es el valor real de la empresa en la que está interesado. Una vez que haya determinado el valor de los activos de la empresa, deberá evaluar el flujo de caja de la misma.

Como regla general, las pequeñas empresas suelen venderse por entre 3 y 6 veces su flujo de caja, por lo que si una empresa tiene un flujo de caja de 150.000 dólares, el precio de la empresa sería de 450.000 a 900.000 dólares. Las empresas más grandes pueden pagar hasta 10 veces el flujo de caja en sus adquisiciones, mientras que las acciones en la bolsa suelen cotizar entre 15 y 20 veces el flujo de caja.

Una vez que haya determinado el flujo de caja de la empresa y el valor de todos sus activos, puede redactar una carta de intenciones en la que se indique su oferta. A continuación, los directivos de la empresa pueden tratar la oferta y aceptarla o hacer una contraoferta.



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