El espíritu empresarial y su importancia en las grandes empresas
Aunque su definición es algo controvertida, en general se considera que el concepto de espíritu empresarial corporativo se refiere al desarrollo de nuevas ideas y oportunidades dentro de empresas grandes o establecidas, que conducen directamente a la mejora de la rentabilidad de la organización y a la mejora de la posición competitiva o a la renovación estratégica de un negocio existente.
Dentro de este sistema, la noción de innovación se encuentra en el centro mismo del espíritu empresarial, ya que ambos están inseparablemente unidos y son responsables de impulsar una asunción de riesgos calculada y beneficiosa. Dando un paso más, el espíritu empresarial puede incluso alterar significativamente el equilibrio de la competencia dentro de una industria o crear industrias completamente nuevas a través de este acto de innovación interna.
¿Por qué las organizaciones establecidas deben considerar el espíritu empresarial?
El emprendimiento corporativo es especialmente crucial para las grandes empresas, ya que permite a estas organizaciones -que tradicionalmente son reacias a asumir riesgos- innovar, impulsando a los líderes y a los equipos hacia un mayor nivel de emprendimiento corporativo. Además de los beneficios obvios obtenidos a través de la innovación, este enfoque también proporciona el beneficio organizativo de sentar las bases para la continuidad del liderazgo.
Desde un punto de vista más sencillo, el emprendimiento corporativo también puede considerarse un medio de renovación organizativa. Porque, además de centrarse en la innovación, también existe un impulso igual hacia el emprendimiento. Ambos funcionan al unísono, ya que la empresa emprende innovaciones en todo el espectro organizativo, desde el producto y el proceso hasta la tecnología y la administración. Además, el venturing es un componente primario del proceso, que empuja a las grandes empresas a mejorar su competitividad general en el mercado asumiendo mayores riesgos. Algunos ejemplos de estos riesgos, vistos en una organización a gran escala, pueden ser: la redefinición del concepto de negocio, la reorganización y la introducción de cambios en todo el sistema para la innovación.
Establecimiento del entorno empresarial de la empresa
En la empresa moderna, una de las principales tareas del líder empresarial es fomentar un entorno en el que se aliente el pensamiento empresarial y se produzca fácilmente. Para promover esta cultura fomentando libremente la creatividad (y, por tanto, la innovación), los líderes empresariales motivados por el espíritu empresarial deben esforzarse continuamente por exudar y crear confianza, asumiendo el riesgo de fracasar e inspirando a quienes les rodean a asumir riesgos calculados similares. También depende en gran medida de un sistema de análisis y retroalimentación continuos, que puede incluir los dos pasos siguientes:
Paso 1
Establecer una dirección amplia para el logro, reevaluándola periódicamente para cualquier nueva información que pueda haber surgido en relación con los cambios en el entorno empresarial, incluidos los productos y mercados competitivos en los que opera la empresa. La evaluación constante es esencial en esta etapa, ya que incluso la dirección más afinada puede conducir a un fracaso catastrófico si el enfoque ya no funciona.
Paso 2
Reforzar los esfuerzos en toda la organización que coincidan con el plan actual de logros. La tarea de un líder o alto directivo suele ser la del analista, promoviendo continuamente la estrategia al tiempo que realiza ajustes en función de sus convicciones relacionadas con los objetivos de la organización y la información que recibe de las unidades de negocio. A medida que estas unidades de negocio continúan experimentando con los productos y servicios existentes, así como innovando y desarrollando otros nuevos, los altos directivos pueden ampliar los objetivos establecidos para reforzar esas iniciativas de las unidades de negocio y lograr así el mayor grado de éxito.